Tell me More about that Tomato

He flojeado un tanto en intentar definir cómo es eso en lo que creo actualmente, o si creo en algo o no, refiriéndome al plano espiritual, más específicamente, a un Dios. A tal grado que hace poco, cuando alguien me preguntó cómo me imaginaba a Dios, respondí tartamudeando: "como a un niño grande con un poder enorme, pero no infinito, que juega con un tamagochi o pokémon, y nosotros somos esa mascota".

Si fuésemos como un tamagochi o pokémon, supongo que nos hubiera reseteado ya un montón de veces, cosa que no ha pasado. Además, ¿quién le dio ese videojuego para entretenerse? ¿Qué juego es tan divertido como para nunca dejarlo por un lado y seguir manipulándolo eternamente al antojo? Si nadie se lo dio y suponiendo que tampoco se lo encontró tirado de camino a casa, ¿entonces él lo creó? En ese caso, tal vez no es un niño, sino un adulto que ya sabe de ingeniería y ciencias. O tal vez es un niño genio... pero a saber que tiene grandísimas responsabilidades en sus manos, como lo somos los humanos y nuestras complejas existencias. En fin, tal vez su simbolización es lo de menos: que sea un niño (superdotado o no), un adulto, un espíritu sin forma o un tomate, es irrelevante. Sólo sé que sabe manejar y administrar la vida de una manera impresionante, pero siempre hay algo que se le escapa, y por eso no creo que sea omnipotente, o que sea abundante de valores a punto de perfección absoluta: o bien se le olvida una parte de su creación, o la descuida, o le da pereza, o es selectivo; o bien no puede con toda ella, infinita como la hizo. Ahora, si Él fuese sino una invención producto de la mente buscando trascendencia y rellenado de lagunas y pozos, entonces… no sería más que eso…
¿Y luego? ¿Ahora dónde quedó mi miedo a la muerte?
Tal vez ya no exista. Tal vez por fin pueda dejar a Dios morir, al menos del lado de la trascendencia… y las lagunas y pozos pueden ser tan fácilmente llenados con los infinitos elementos en juego y sus tampoco finitas probabilidades de involucrarse; las coincidencias. Pero al mismo tiempo, ¿para qué dejarlo morir si tal vez a la menor provocación quiera revivirlo? Otro hecho inexplicable, otra solución ingenua casi inmediata.
¿Qué sentido realmente tiene para mí creer o no creer en algo de esa índole tan superior, tan intangible, tan inútil? Francamente, ya no me importa. Que sea lo que sea. De vuelta al materialismo terrenal, pero también a la pasión, a la amistad y al amor. De vuelta a lo que sea que ha de atraerme, o que sea por primera vez, pero basta de estar reflexionando sin sentidos. A menos claro, que sea lo que me atraiga xD! Pero no creo. El Éddy del 2009 creo que será un perezoso de la filosofía y su otrora gloriosa metafísica. Viva el aquí y el ahora. :D