Como prometí, he acá la reseña de lo vivido este 4 de Abril, principalmente a tempranas horas de la noche.
Íbamos mis papás, Mayra y yo, en la Pathfinder negra ‘99 de camino hacia Monterrey, que sería el lugar donde el concierto de Within Temptation tendría lugar. La idea era salir de Vicky Ranch entre doce y media y una, idea que se materializó no sin antes hacer una escala de regreso a mi casa por unos discos para ir oyendo por el camino y el mapa del lugar, que habíamos olvidado tomar antes de pasar por mi amiga, con todo el despiste que nuestra naturaleza delcarmenroblesca nos confiere.
Hicimos alrededor de tres horas de camino, y una más en encontrar el café-bar Iguana, donde ya había casi media cuadra de fila. Mis papás se fueron a hacer tiempo y Mayra y yo nos formamos entusiasmados. Poco tiempo después Mamá Oscura comenzó a parir gotiquitos, y así, poco a poco la mitad de la manzana se fue llenando de sus peculiares vestimentas y portes tétricos. Me impresionó el hecho de ver tanta gente de este tipo reunida para ver el concierto; aun cuando se supone que Within Temptation hace música gótica, no esperaba tal respuesta. Pudiérase creer que siendo éste el público, las horas que estuvimos formados no podían haber sido llenadas sino por una charla personal entre nosotros dos, pero no fue así, pues resultó que la mayoría de la gente en la cola se podía llevar muy bien y era bastante social. No tardamos mucho en hallar un tema de conversación común (que en este caso fue ése que anda en boga: las golpizas de emos, ja), y así, nos reunimos sentados en el suelo unas siete gentes, aunque principalmente eran Mayra y una Ivonne quienes llevaban la conversación, con excepcionales intervenciones de los otros. Resultó, luego de un rato de charla, que toda la maldita gente en la cola tenía su propia banda excepto nosotros xD. Pero bueno, muy puntualmente, y esto es, a las 7:30, el café abrió sus puertas y fuimos introduciéndonos lentamente. En la entrada había un puesto donde se estaba vendiendo mercancía oficial de la banda, pero desafortunadamente yo ya me había comprado tres camisetas afuera con los vendedores no-oficiales, hecho que seguramente lamentaré cuando se empiecen a despintar, pero bueh. El lugar en cuestión tenía pinta de antro rocker, y luego de avanzar un tramo llegamos a la pista donde se llevaría a cabo el concierto. No había lugares enumerados ni filas como tales, pero quedamos en un lugar bastante aceptable, al centro con tan sólo unas cinco personas delante de cada quien antes del escenario, el cual erigiéndose altísimo parecía reírse maliciosamente del dolor de cuello que nos estaría causando más tarde. Hacía un calor horrendo, y tuvimos que quedarnos parados como imbéciles la hora y media que faltaba para que iniciara el concierto sólo por conservar el lugar. Cuarto a las ocho daba mi reloj cuando los señores (muy mamones) del café por fin se dignaron en encender unos gigantescos ventiladorzotes cuyo viento todos agradecimos suspirando, no sin antes maldecir el que nos hubieran hecho sufrir tanto tiempo.
Pero bueno, justo como se tenía programado, los telones se abrieron a las 9:00 p.m, revelando un escenario de fondo gótico notredamesco, el mismo que anunciaba que todavía estaba vigente la gira The Heart of Everything. No había ningún integrante de la banda aún ahí, pero ya estábamos todos vueltos locos, unos chiflando, otros gritando agudamente, los demás desviviéndose pronunciando el nombre de la vocalista a todo pulmón. Aparecieron Stephen (el baterista), Jeroen (el bajista), Martijn (tecladista) y Ruud (main guitar), sin embargo, en un acto de estúpida descortesía y absoluta falta de conciencia, la mayoría de la gente coreó: “Sharon, Sharon!”, cosa que me enfureció pues era una total falta de respeto para los demás integrantes, que en ningún momento del concierto obtuvieron su ovación personal; ¡solamente Mayra me siguió las veces que intenté crear un coro similar que incluyera a todos: “Within, Within…”! Pero bueno, ni siquiera yo me oía, ¿cómo esperaba que la demás gente lo hiciera…? Cuando la susodicha salió, me quedé tan atónito que no podía hacer otra cosa que seguirle estupidizado con la mirada… y es que, ¡qué belleza de mujer! Me di cuenta que ninguna foto ni video que la haya capturado, la tiene realmente: su ánima es huidiza y no se refleja jamás en ningún gráfico. Es irreal. Lo primero que noté fue que era más alta y delgada de lo que hubiera imaginado. Iba vestida con un corsé verde aqua con piedritas brillantes, una falda negra y esponjada a la rodilla y un par de medias negras, además de sus botas altas y toscas del mismo color; en el cabello llevaba unas mechas rosas. Se veía bien jovencita y simple pero al mismo tiempo muy hermosa y experimentada; manejaba y controlaba a la audiencia con el meñique. Todos teníamos los ojos sobre ella. En un inicio creo que noté principalmente cierta molestia en Ruud, que parecía mirar con desprecio a la audiencia, o al menos con indiferencia, pero poco a poco se fue ganando a la gente y nosotros a él… o al menos Mayra y yo lo intentábamos, apuntándole con la mano en forma de cuernos a cada momento y dirigiéndole el celular para retratarlo a él y sólo a él. De esa forma, ya para la cuarta o quinta canción estaba animado moviéndose y haciendo contacto visual con tantos cuantos tenía oportunidad. Jeroen y Stephen estaban entradísimos con su música y ni parecían preocuparse por si los veían o no, mientras Martijn también observaba con recelo de vez en cuando, pero no pude seguirle por mucho tiempo teniendo a las dos más grandes bellezas holandesas ever en frente del escenario.
Empezó el concierto con Jillian (I’d give my heart), durante la cual la bonita Sharon nunca se cansó de agradecer con reverencias a la gente por su calurosa bienvenida. Gritando y aullando saturábamos el ambiente a tal modo que no exagero al decir que ni siquiera dejamos escuchar esta canción, tan enloquecidos y emocionados como estábamos. Cuando terminó la interpretación apenas pudo tener un ligero espacio la hermosa ninfa para preguntar “¿Cómo estáis?” Y yo pensé "Perfectísimo, preciosura", pero ni era necesario que le respondiéramos con palabras articuladas. En The Howling nos comenzamos a establecer, mas sin embargo aún era la voz de Sharon casi ahogada por la gente que presumía saberse la canción (¡todos!). Igual pasó con Stand my Ground. Para mí el concierto no empezó sino hasta la cuarta canción, What Have you Done, donde por fin la gente me dejó oír libremente a Sharon en esa parte de donde se pone a elevar la voz sin palabras, sólo prolongando una mezcla de vocales; nosotros el público hacíamos de Keith Caputo, así que fue una canción muy disfrutable y dinámica. No gusté mucho de The Cross, a pesar de ser de una de mis favoritas del nuevo álbum. Comenzó Hand of Sorrow, y yo estaba todavía apendejadísimo con la visión de Ruud, príncipe dolorosamente precioso, y Sharon, princesa etérea y majestuosa, ambos a tan pocos metros de mí, que las canciones se me pasaban volando y algunas ni las aprecié bien, pero no fue sino hasta ésta que me pude fundir con la música, en especial en la parte donde dice “Please forgive me for the sorrow, for leaving you in fear […]” y luego la música furiosa y a los dos seres que acabo de mencionar haciendo química perfecta, el uno mirando al otro con envidiable complicidad, bailándose recíprocamente. The Heart of Everything continuó metiéndome la emoción en las venas, y aproveché para grabar un pedazo de la canción en el celular que pedí prestado especialmente para estos menesteres. Siguió Forgiven, quedando sólo Martijn y Sharon para interpretarla, y la voz de esta mujer, tan perfecta, saliendo irrealmente de su cuerpo de muchacha, me dejó boquiabierto. Me dio otro ataque de furia cuando la gente comenzó a aplaudir y gritar cuando terminó la parte vocal, pues Martijn seguía tocando con dedicación y ya nadie le oía… ay, gentes, gentes. Pero bueno, continúo con esto. Apareció luego una grabación, la misma que se oye por lo bajo en la canción Our Solemn Hour del disco, y pronto estaría esta última dando inicio con gran estruendo; unos tantos, vueltos locos, coreamos el sanctus spiritus con vehemencia. Siguió una no tan agradable sorpresa: Final Destination, que es de las pocas de Within que no me gustan; como no siento tanto esta canción me puse mejor a grabarla, y debo admitir que estuvo muy buena de todas formas… cuando se acabó me di cuenta que no le había aplanado al botoncito de start, así que siempre no la grabé ToT. Pero mi desazón se desintegró en la oscuridad cuando oí una intro que me paralizó de inmediato… “¡Es The Promise!” le dije a Mayra; mi canción favorita de Within, que no tenía muchas esperanzas de que tocaran. Cuando entró la voz de Sharon todo fue magia, y es que es esa voz que hace, la de esta canción, la que me mata, y la mantiene así, alta y cortante durante los casi cinco minutos que canta en ella. Durante el coro había un excelente efecto en las luces blancas que encendían y apagaban a un ritmo perturbador, y la voz de Sharon impertérrita ante el frenesí, todo su ser interpretando de manera dramática, moviendo las manos en esos ademanes ondulantes que ya le son tan propios. Cuando The Promise terminó desgarré mi garganta gritando, ofreciendo mi admiración y agradecimiento por tan genial pieza musical, y no sólo yo, sino que todos gritaban, siendo ésta la ovación más larga que hicimos entre canciones. Teníamos que calmarnos un poco luego de tan extenso orgasmo musical, así que siguió la bonita balada Memories; sucedió durante ésta algo muy curioso, y fue que cuando Sharon se sentó al filo del escenario, instintivamente, toda la gente, o al menos la bola dentro de la que me encontraba, se movió hacia delante al mismo tiempo como si fuéramos todos una sola mente, y los que no tenían afuera sus celulares o cámaras los sacaron y se amontonaron para tener la mejor fotografía o video; ella se dio cuenta y nos sonrió antes de seguir con el clímax de la canción. Recuerdo cómo le brillaron los ojos en esa parte xO. Siguió una de las más pedidas durante la noche: Angels, y aunque no es de mis favoritas, desde el segundo coro, lo que la canción me ofreció fue una experiencia puramente fantasmagórica, con esas luces oscuras haciendo un ambiente perfecto, y con Sharon elevándose a agudos impresionantes. La luz se atenuó y Sharon elevó las manos como rindiendo tributo mientras en el teclado Martijn tocaba notas de una melodía dudosa. Alguien gritó “Sharon I love you” y ésta, que parecía inmutable, se relajó un momento para corresponderle arrojándole un beso que todos envidiamos. La canción hasta ese momento desconocida, tomó forma en una de las más simbólicas de Within Temptation: la gente se volvió loca (si cabe decirlo de nuevo) con Mother Earth, que fue coreada de principio a fin por la gran mayoría de los presentes. Con The Truth Beneath the Rose, otra de las grandes de la noche, cerraron el primer ciclo de manera por demás majestuosa, dejando a mi ya amado Ruud en un solo de guitarra merecidísimo.
Salieron del escenario todos los integrantes y la gente se quedó gritando estúpidamente: “otra, otra”, y digo “estúpidamente” porque deberían de saber que una enorme cantidad de artistas se toman un receso y luego regresan al escenario, y es algo que Within siempre hace, pero anyways. No pasó mucho tiempo para que oyéramos la Intro de The Silent Force y, los que conocemos a la banda, empezáramos a prepararnos para tan majestuosa canción que le seguiría: See Who I Am sonó como mi segunda preferida de la noche. Pero luego llegó el momento de ponernos tristes, pues aunque venía la gran Ice Queen, y con ella una equiparablemente grande emoción, también era inherente el conocimiento de que es ésa siempre la última canción de los conciertos de Within Temptation. Estuvo estupenda y brinqué y canté cual poseso, de la misma manera me desviví cuando la canción terminó y la banda pasó entera al frente a hacer una reverencia. Sharon dijo que le emocionaba mucho el hecho de ver a tanta gente (y es que el lugar estaba atestado y las personas se apachurraban unas contra otras) siendo la primera vez que visitaban Monterrey, agradeció y se despidió por sus compañeros, luego Stephen arrojó sus baquetas, Ruud unas cuantas uñitas y Sharon su botella de agua. Y se escaparan de nuestros ojos.
Salimos lentamente del café, afuera nos topamos sin dificultad con mis papás mientras compartíamos emocionados pero medio serios nuestras experiencias; ambos estábamos impresionados porque Sharon era mucho más hermosa en persona, y por la galanura de Ruud, por la música tan buena. "Mi favorita fue The Promise, aunque no lloré (como había prometido si la oía)", le dije a Mayra y le pregunté a la vez que cuál había sido la suya, pero contestó poéticamente que todas, que todas habían tenido algo especial. Muy buena muchacha. Por otro lado, me quedé esperando oír Deceiver of Fools, y ella Forsaken, de las que más nos gustan respectivamente.
Para las once y media estaríamos partiendo de Monterrey, de camino a nuestro seguro Vicky Ranch.
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Aún no tengo las imágenes, pero ya quería publicar esto, jeje. Lo más seguro es que mañana las esté posteando.
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