Vacations are coming!

¡Y quiero empleo!
O más bien, quiero dinero, o sea que necesito trabajar. La cosa está en que tendré más o menos tres meses libres de clases en el período de transición preparatoria-estudio superior, y he de aprovecharlos con alguna actividad remunerativa. El 20 de Junio dejo de ser oficialmente estudiante de bachillerato, pero ya es ésta que viene mi última semana de clases como tales; el 28 de Mayo termino el último nivel de Inglés en el instituto donde lo había estado aprendiendo; y también un 20 de Junio culmina el curso de canto en la Casa del Arte, evento que será sellado con nuestra presentación en vivo (ya les traeré reseña). Y no será sino hasta el 4 de Septiembre que tendré cátedras en la Universidad Valle del Bravo.
Esta vez ya lo pensé bien y no me satisfaré con el ocio que acostumbro, por más ridícula que la idea sea para la inercia que gobierna mi cerebro. Todavía no he salido a buscar trabajo, pero ya me veo haciéndolo en poco tiempo; desde lo más pronto posible. A propósito, hoy leía un periódico de la localidad (Expreso) para darme hórrida cuenta de la chafísima redacción que presentan gran cantidad de artículos allí publicados, lo que me hizo pensar que la gente se merece un mejor producto que le mantenga informada del acontecer cotidiando sin lacerarle la vista con colosales errores ortográficos y gramaticales; tal vez pudiera yo solicitar empleo en la redacción a ver si les puedo ayudar en algo a cambio de un -no tan- modesto sueldo. =D
Pero en realidad no me enfocaré únicamente a buscar trabajo de algo que me guste, sino más bien de cosas prácticas, lo primero que llegue; recordad que lo que deseo es dinero. Preguntaránse ahora de seguro para qué diablos quiero dinero, a lo que contesto: pagar deudas. Debo 1650 pesos a mi mamá de un celular que compré al contado en Febrero, además de su regalo del día de las Madres (que le prometí para cuando me llegara la beca que nunca se apareció); también están los 320 pesos a la Casa del Arte de los últimos dos meses que no he pagado. Por otra parte, tengo mi Samsung inútil pues su saldo se congeló desde los últimos de Abril, así que necesito ponerle saldo. By the third hand, úrgenme (no en realidad) algunos DVDs de conciertos: The Silent Force Tour, de Within Temptation; End of an Era, de Nighwish; y Oral Fixation Tour, de Shakira. Sumaré próximamente el nuevo Blue Ray que WT sacará en Septiembre a la venta, para lo cual, por si no fuera poco, ocuparé un reproductor de rayos azules. Je, puros imperdibles.

Dejando fuera los planes laborales, seguramente mi papá ya me está viendo celosamente por mi aparente tiempo libre, acariciando la idea de explotarme como rata de laboratorio, pero para fines aun más macabros: el rancho familiar. You should know I hate ranch. Siempre que ando por aquellos lugares siento como si estuviera perdiendo valioso tiempo, incluso cuando en ocasiones me divierto, y es en esos mismos lugares donde mi señor padre intentará recluírme como campesino los próximos días, cosa a la que rehuiré tanto como me sea posible, pretextos sobrantes de por medio. Digo, ¿a quién le gustaría estar arrancando plantitas (¡son seres vivos ! [disculpen, tenía que sacar en algún momento mi agonizante obsesión ecológica-conservacionista]) por toda una hectárea, sólo para ver cómo en menos de una semana vuelven a crecer y por tanto repetir la no-finita letanía? Y es que el mugre rancho vomita vida a más no poder, negándose a morir para darle lugar a la mano del hombre (en este caso la de mi papá, JA), sedienta de transformar la tierra. Está de más mencionar lo frustrante que es laborar en el campo con más de cuarenta grados celsius en el ambiente. A saber, a manera de sumatoria de puntos negativos, que odio las actividades físicas desgastantes.
Espero haber dejado claro con lo anterior mi aversión hacia el rancho familiar, y con ello mi terror a gastar el tiempo allí.

Por último, me hubiera gustado salir a algún destino turístico de vacaciones, pero no es algo que mis papás tengan en mente, y a causa de ello carezco de financiamiento. ¿Adónde? Adonde sea, nada más tengo ganas de andar en carretera, ya sea en la charla típica familiar, u oculto bajo mis montruosos headphones, dorimitando arrullado por la música y el suave movimiento de la Pathfinder '99. Por mencionar algunos lugares azarosamente: McAllen, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Monterrey, Guadalajara, o tal vez Colima.

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Casi se me pasa comentarles que un dálmata gigante me mordió una mano hoy en la mañana, cuando intentaba quitarlo de mi inocente perrita, pues junto a otro de iguales proporciones la atacó sin motivo en particular, con todo y un imbécil dueño irresponsable de por medio. Afortunadamente, ni mi perra ni yo ni mi bro (que también estaba en escena) sufrimos graves daños.