Mi vigésima entrada del 2008, con la que el mismo se cerrará y empezará otro ciclo de textos, cada vez menos dramáticos, según he ido notando.
Es el turno de las imágenes, pues seguramente ya estarán mareados (y no importa si no, no se me ocurre qué más postear) de tanta letra.

Primeramente la chusca del año:


El homoerotismo light del año:



La fotografía artística del año:



Los veré en el 2009. Best wishes. (:

Se Acabó Dos Mil Ocho

I wonder how it's possible
that I just sit here in my room
watching some tv
thinking of nothing and nothing...

Así es. Siento que poco a poco pierdo la capacidad de la abstracción, del pensamiento profundo. Me he ido encargando de llenar mis espacios de tiempo, de tal forma que en poquísimas ocasiones quedo sólo yo, conmigo mismo, pensándome, y cuando lo hago ya no me disfruto como solía. Otrora era mi soledad y mi abstracción lo mejor de mí; era ahí donde florecían mis mejores ideas, donde podía sentarme a leer un libro (o escribirlo) o podía disfrutar plenamente de la música, donde me acostaba y relajaba al punto de quedarme dormido entre fantasías, con la sonrisa en la boca. No es que ya no sea capaz de hacer todo lo anterior, pero sería una vil falacia decir que lo hago con el mismo regocijo y la misma frecuencia que, por ejemplo, en 2007.



Dos mil ocho ha supuesto tal vez los cambios más drásticos en mí, me ha llevado a un poderoso relativismo ideológico, en el cual estoy imposibilitado de creer en algo, sea espiritual o científico. La mayoría de mis bases son pies en polvorosa y por ello estoy relativamente aturdido por los temas que antes solía gustar de debatir con otros. Salvo raras excepciones, me provoca una tremenda pereza el ponerme a pensar sesudamente, y o bien dejo que otros tengan la razón aunque crea que no debieran o simplemente asiento sin más con qué defenderme, pensando que después investigaré, dándome cuenta luego que no lo haré: que qué flojera. Je, y es que la ignorancia a veces resulta tan cómoda; ahora comprendo mejor a mucha gente. xD

Hablando de gente, ésta ha jugado un papel importantísimo en el 2008. Dirán: ¿y cuándo no? A lo que responderé: antes. De niño la aborrecía, luego perdí conciencia de su existencia; de adolescente simplemente la ignoraba, de mis últimas en la adolescencia me gustaba mucho, pero la veía inevitablemente desde otro nivel, como si fuera ajeno a ella. Aproximadamente desde la segunda mitad de este año la he necesitado, me he mezclado con ella de tal forma que he aprendido sus costumbres, y en ocasiones me fundo completamente, convirtiéndome también en gente. Y no es que ello sea malo, pero me extraño, extraño al Éddy que huía de las invitaciones con pretextos mamones de por medio. Si bien es cierto que he dicho que todo cambio que experimento es más bien mi evolución, y que lo que venga es bueno, de pronto dudo de ésta mi filosofía; por otra parte sigo renuente a tomar el timón de mi vida, pues me es más cómodo y relajante subir la vela y que el viento me lleve adonde sea. Al menos con lo anterior se puede adivinar que la presión y el estrés siguen estando fuera de mi forma de ser.

En 2008 perdí a la persona que sentía era más importante que absolutamente nada más, incluso que el amor a mí mismo. No sucedió de golpe, sino de una manera paulatina y trastornadora, que me dejó en una especie de letargo donde todo carecía de verdadero sentido. Afortunadamente ya los efectos del rompimiento han quedado atrás y los eventos y cosas han recuperado su sabor; de hecho algunos lo hicieron con mayor fuerza y otros simplemente fueron reemplazados por otros o dejaron un espacio que pronto se llenará con nuevas actividades.

A continuación algunos de los cambios con los que el 2008 me modificó, al menos hasta el día de hoy.

Sigo leyendo libros, aunque con una menor frecuencia. Ya casi no escribo fuera de mi blog. Amo cantar. Salgo más con amigos; he conocido mucha más gente; continúo de vagabundo, entre unas amistades y otras, sin terminar de quedarme con un grupo en específico. Mi integridad ante los demás no me importa la gran cosa. Me da flojera el homoerotismo. Me aburre la filosofía. La ortografía más allá del gusto, pasó a ser una costumbre. La psicología no me apasiona pero me entretiene. Es raro que me envicie con un videojuego, acaso que lo juegue. Hace unos días volví al TCG. Ya como melón o tomate crudo (antes los aborrecía). Se notan mis cuadritos abdominales. No dejo que mis uñas crezcan mucho. La rebeldía del cabello largo se ha desaparecido. Ahora sólo callo cuando quiero (ver entrada: Cold is your Silence Denying what is Real…). Mis gustos musicales están moderados, y en general mi exagerada idolatría por cualquier persona ha ido extinguiéndose
etcétera.