It actually happens IRL

No me la van a creer... bueh, en realidad no es que sea tan sorprendente; es sólo que resulta algo bastante peculiar, pintoresco, y al menos a mi juicio, digno de admiración, diversión, y sobre todo, de ser contado. Espero no les moleste les ponga algo de tal vez innecesario preámbulo para hacer más extenso el cortísimo incidente.

Sucedió que eran aproximadamente las 5 de la tarde, y yo me encontraba aseando el patio del segundo piso. Limpiamos ese lugar con frecuencia casi diaria entre mi hermano y yo, alternadamente, porque es ahí donde mi perra Saya atiende sus necesidades. Casi siempre lo hago en la mañana, y de hecho no lo tenía planeado hasta el siguiente día, sin embargo mi sabia madre me apremió a realizarlo de una buena vez pues en cualquier momento empezaría a llover, lo cual haría de la azotea una nada bonita sopa de inmundicia. Así que ahí voy, a hacerme de guantes, botas, unas cubetas de agua con jabón y cloro y una bolsa. Todo pasaba sin pormenores hasta que escuché que alguien llamaba desde la calle, volteé y vi que ese alguien me miraba, así que supuse que era yo el aclamado. Me asomé desde el antepecho de mi casa y vi que un joven bastante alto, moreno oscuro y de cabello negro, se acercaba y me decía algo de un libro que no alcancé a comprender. De inmediato se me vino a la mente que sería un vendedor o persona que andaba pidiendo ayuda monetaria o alimenticia, pues iba vestido si no pobremente, al menos sí como un vagabundo. Le pedí que me repitiera con un "¿Cómo?", a lo que ahora dijo, aunque no creo que textualmente: "te voy a dar un libro que escribí" e hizo seña de querer arrojármelo. Ahora pensé "mis guantes están sucios D:" y como vi que el sujeto iba en serio me quité uno rápidamente y apenas alcancé a cachar el objeto con esa mano. "Que lo disfrutes" concluyó dándose la vuelta y yéndose por la calle, y yo alcancé a proferir un extrañado "gracias". Miré el libro con cara de 'wo0T o.O' y lo volteé para ver si decía algo del chico en la contraportada; en efecto ahí mismo se dejaba leer, en la parte inferior, que la novela había sido escrita por un Rogelio Ríos, oriundo de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y había una foto a color del mismísimo tipo que me había arrojado el ejemplar. Lo dejé sobre el antepecho y seguí con mi quehacer, sonriendo por la poco ordinaria escena que recién había pasado.
Hace rato le di una ojeada más concienzuda al libro y tiene finta de ser viejísimo y algo chafón, pero luego leí adentro que se imprimió en el otoño del 2009..., así que le gana lo chafón a lo viejo; y ahí mismo cuenta que la imprenta fue realizada en una dirección de esta misma ciudad. Por otro lado, la sinapsis en la contraportada presenta una redacción enviciadísima por las comas (¡francamente espero que no haya sido escrita por el mismo autor de la novela per se!), pero por la trama que se presume, y principalmente por la forma en que llegó a mis manos, le daré una oportunidad y lo leeré pronto. Hell I will. Digo, ¿cuántos escritores se aventuran a imprimir sus novelas por sí mismos y a repartirlas gratuitamente a los primeros desprevenidos que se encuentran al andar? No el más exitoso de ellos, seguramente, pero sí uno con coraje y con amor al arte. El libro se llama El Niño Fidencio.

Hasta la próxima, lectores míos.